Un buen seguro de viaje, es de aquellas cosas que conviene elegir con cuidado ya que de él va a depender en gran medida nuestra tranquilidad. ¿Que es un seguro? Es un derecho a recibir unas prestaciones, si se cumplen una serie de requisitos pactados de antemano, y a cambio de una prestación económica que se paga por anticipado. Los seguros se contratan a través de las Compañías de Seguros, unas sociedades mercantiles reguladas al efecto. Los requisitos, se describen en un documento llamado póliza, y solo esos y no otros nos dan derecho en caso de que se cumplan, a recibir la prestación por la que hemos pagado. Y el precio, depende de la probabilidad que la compañía considera que existe de que los los requisitos ocurran, lo que ellos llamán riesgo.
El riesgo se determina en función de varios parámetros, aunque siempre hay unos más determinantes que otros. Por ejemplo, en un seguro de viaje, el principal item de probabilidad tiene que ver con la zona a la que se viaja, pero también con la edad del viajero (este es un item determinante siempre en los seguros que cubren a personas), su estado de salud, la duración del viaje etc. También influye de forma importante el coste de las prestaciones en ese destino en concreto, por ejemplo una prestación sanitaria es muchísimo más cara en Japón, EE.UU o Canadá, que en cualquier pais europeo, por eso las primas de los seguros a esos destinos son más caras.
También influye, por supuesto, la cobertura que la compañía tenga en la zona y que le permitan bajar los costes, su política de precios en general o en particular sobre este tipo de seguros. Los gastos de comercialización, o incluso el hecho de que ya seamos clientes de la compañia en otros seguros que comercializa también influirán. Como veremos más adelante, un buen seguro de viaje es caro, y los precios de la tabla solo son a modo ilustrativo para que veais las diferencias de precio por destino y como varian de unos a otros. Es el precio orientativo de un seguro bastánte básico.
Cuando busquemos un seguro de viaje, nos vamos a encontrar lo siguiente: La oferta es variada, y se expone siempre como una relación de los requisitos (sucesos), y la prestación correspondiente en caso de que el requisito se cumpla (el suceso ocurra). En el caso que nos ocupa, tendremos conceptos como los de
esta tabla, puestos a modo de ejemplo. Si el suceso ocurre, se activaría la prestación, que es lo que se describe en la primera columna, y lo haría con los límites fijados en las colunmas de importes. Por ejemplo el suceso muerte activaría la prestación «repatriación funeraria», y la compañía de seguros pagaría hasta 30.000 euros para cubrir los costes. ¿Pero que ocurre si un suceso activa más de una prestación? Por ejemplo un accidente en transporte público que tenga un final trágico. Se activarían los 10.000 euros de ese item, más los 30.000 del fallecimiento.
Esto es lo que pensamos al ver la tabla, que suele ser lo único que vemos cuando contratamos el seguro. Y ocurre que es en la póliza, dónde se describen de forma extensa las reglas que tienen que cumplir los sucesos, para que podamos ejercer el derecho. Puede tener claúsulas que por ejemplo digan: «En caso de fallecimiento por cualquier causa, y en cualquier medio de transporte, el importe máximo a cubrir es el gasto de repatriación». Pues en ese caso, solo estaríamos cubiertos con 30.000 euros y no con 40.000. Es un ejemplo que me acabo de inventar, pero lo que no me invento es que las pólizas son documentos que hay que leerse. Están llenas de limitaciones y exclusiones, de tal manera que las coberturas se prestan según ese documento que hemos aceptado al contratar el seguro. Esto sirve para los seguros de viajes, y para todos los seguros en general.
Otra peculiaridad de estos seguros (también otros), es que vienen «paquetizados», y dificilmente podemos cambiar las prestaciones asociadas a los sucesos. Imaginemos que lo que más nos preocupa en el viaje es enfermar, y que estamos de viaje en Tokyo durante un mes. Está claro que a poco grave que sea la enfermedad, con 75.000 euros para asistencia y 500 para medicamentos (suponiendo que el primero no excluya al segundo), vamos a ir muy justos. Y si es algo grave, no nos va a llegar. ¡¡Además estamos acostumbrados a tener asistencia sanitaria gratuita y pensamos que eso es así en todas partes!! (Tokyo está a 14 horas de avión de Madrid).
Alguno puede pensar que estamos pagando una prima que cubre el riesgo de embarazo, y nosotros (mi caso, por ejemplo), ya no esperamos quedarnos embarazados. Pero está en el paquete y pagamos por esa prestación que no vamos a usar por lo que nos tendrían que ampliar el resto en 3.000 euros… Es vidente que eso no ocurre, y además no hace falta que figure como excluido en la póliza. Compramos un paquete de cosas que cuesta, lo que sea. Y son esas coberturas las que están incluidas tengamos o no la imposibilidad fisica de que alguna de ellas llegue a activarse nunca.
¿Que ocurriría, si a la persona que nos está vendiendo el seguro, le decimos que la cobertura del riesgo de enfermedad nos parece demasiado baja? Seguramente tendrá en el cajón otra tabla con otra modalidad de seguro, que nos cubrirá por ejemplo hasta 150.000 euros por gastos de hospitalización y 6.000 euros por gastos de embarazo, y a un precio superior claro. ¿Hay alguna forma de quitar la dichosa cobertura del embarazo que no vamos a usar? En realidad hay dos formas,
- Buscar un seguro no paquetizado que los hay, dónde podemos asegurar lo que nos de la gana y con las coberturas que nosotros queramos, un seguro a nuestra medida. Pero antes de que os ilusioneis con la alternativa, comentaros dos cosas: Una es que un seguro deja de tener sentido cuando la prima es igual a la cobertura. Otra que si no nos preocupa el precio de la prima, seguramente no necesitamos un seguro.
- Comparar, si eso que está tan de moda ahora con los famosos comparadores en internet. A veces perdemos horas buscando, y luego no nos queda tiempo para leer las exclusiones del que pensamos que es más adecuado. Lo que está claro es que cada seguro es un mundo, y hemos de buscar el que más se adapte a nuestras necesidades, o a nuestros miedos. Si queremos ahorrarnos un dineral, tendrá que ser paquetizado. Y va a incluir cosas que no nos interesan, aunque seguramente de unos a otros habrá notables diferencias con respecto a lo que si queremos tener.
Una cosa que casi nunca tenemos en cuenta con los seguros, son las coberturas que tenemos aseguradas por varios de ellos, y que pueden significar ahorros muy significativos. Imaginemos que tenemos un seguro de hogar, que nos cubre el robo fuera del domicilio, y no está limitado a ninguna zona en particular. Es posible que esa cobertura (y la del embarazo), al tenerla cubierta y no necesitarla nos permitan buscar un seguro que infrapondere o incluso no tenga esas coberturas y mejore las prestaciones en otras.
¡¡O imaginemos que pagamos el viaje con una tarjeta de crédito!! Todas (igual meto la pata al ser tan radical, aunque creo que no me equivoco) tienen un seguro de viaje. Dependiendo del tipo de tarjeta, no necesitaremos seguro de viaje. Algunas de ellas tienen coberturas excepcionales, con las que ningún seguro de viaje puede competir ni de lejos. Si dispones de una de estas, lo más difícil es conseguir la póliza, que te la han enviado con la caja la primera vez que te la dieron. Con un precioso libro, unas etiquetas para las maletas, y una priority pass en algunos casos para ti y toda tu familia. Ni te preocupes por el seguro de viaje. Si es otra más modesta, hay que buscar las coberturas que tiene, y ver cuales tenemos que complementar con un seguro de viaje. También hemos de tener en cuenta las tarjetas de asistencia sanitaria. Si somos titulares de una, en muchos casos podemos tener una buena parte de la asistencia sanitaria cubierta.
Los seguros que cubren asistencia sanitaria o muerte por enfermedad, suelen ir acompañados de un cuestionario de salud, que es más o menos detallado según el tipo de cobertura. Es muy importante no mentir en dicho cuestionario, ya que al hacerlo, entramos en causa de esclusión de cobertura en el caso de que nos suceda algo.
Decir que tenemos el colesterol normal, mientras nos atiborramos a atorvastatina, nos va a ahorrar algo de dinero. Pero si desgraciadamente fallecemos de un infarto, la compañía lo comprobará y denegará la prestación. Mejor hubiese sido ahorrarnos el importe del seguro, que fue más barato pero inutil. Otra cosa es no saber si tenemos cálculos en la vesícula porque nunca nos la han mirado, y tenerlos, porque en este caso no habría mala fe en la respuesta.
El fraude a las compañías de seguros es frecuente, y estas tienen mecanismos de comprobación muy sofisticados. Asumir un riesgo en la cobertura de otro, no tiene ningún sentido. Por supuesto, también están excluidas las prestaciones, cuando los acontecimientos que las produzcan, sean fruto de conductas negligentes o temerarias, por razones lógicas. El balconing no está asegurado nunca, ni conducir borracho o drogado, ni conductas similares.
Otra recomendación a la hora de contratar un seguro de viaje es hacerlo con compañías aseguradoras que tengan solvencia acreditada. Y que operen en territorio español con autorización de la Dirección General de Seguros y con alguna oficina propia en nuestro país.
Existe una figura jurídica aberrante que se llama la «libre prestación de servicios», que es un régimen al que estan sujetas algunas compañías que comercializan servicios sin disponer de ubicación física. En caso de reclamación, deberemos dirigirnos a la compañía, pero si esta incumple, es el organo regulador de su pais (dónde tenga la sede social), el competente para obligar a la empresa. Y los tribunales de ese país en caso de necesitar recurrir a ellos.
No es que las entidades reguladoras españolas brillen por su esmero en la defensa de los consumidores, pero al menos están aquí, hablan nuestro idioma y los tribunales españoles son los que tienen la última palabra. Además, la DG de Seguros y Fondos de Pensiones, no es comparable a la CMNV ni al Banco de España, son muy rigurosos y ejercen una vigilancia efectiva sobre las compañías, pero las que pueden regular que no son todas. Más información: Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones.
Por si alguien tiene alguna duda de la trascendencia de ir convenientemente asegurado, os dejo un gráfico que seguro os va a convencer.